miércoles, 17 de abril de 2013

CURRÍCULO Y FLEXIBILIDAD EN EL DISEÑO INSTRUCCIONAL


¿El Currículo y la Flexibilidad son elementos esenciales en el Diseño Instruccional? Considero que si, ya que si analizamos la definición del currículo podemos decir que es el conjunto sistemático y organizado de actividades, experiencias educativas, conocimientos y relaciones que facilitan la formación integral del estudiante, el cual puede desarrollar gran parte de su identidad; construyendo un proyecto profesional integrado a su proyecto de vida (Institución y Currículo, ETAC 2013).

El currículo se planea implícita y explícitamente sobra bases filosóficas, epistemológicas, psicológicas, sociológicas y pedagógicas. Y para que sea flexible debe atender y manejar los cambios tanto educativos como tecnológicos y de innovación educativa.  Su diseño se debe de justificar y planificar de acuerdo con la misión y visión institucional, las políticas y objetivos, el marco legal que lo sustenta, su filosofía, los principios psicológicos, las bases epistemológicas, los referentes teóricos, los contenidos, la pedagogía e implementación de los saberes de la experiencia y la praxis del desarrollo.

El currículo se asume como una disciplina, que proporciona el conocimiento necesario para operacionalizar y racionalizar las teorías y los principios educativos, diseñar y formular planes que favorezcan el aprendizaje propuesto por el sistema educativo institucionalizado; el cual establece el qué se enseña, a quién, cuándo, cómo y para qué se enseña.

El currículo se orienta a la formación de ciudadanos autónomos, éticos y pluralistas, con una actitud investigativa, de actualización y de generación de conocimiento; los cuales se comprometen a la construcción de una sociedad defensora de los derechos y de una cultura de un medio ambiente sano.

En la actualidad, concebimos a la instrucción no sólo como un proceso, sino como un sistema que comprende un conjunto  de procesos interrelacionados: diseño, producción, desarrollo y evaluación.  Banathy (1987), señala la existencia de dos tipos de diseño: el convencional micro-diseño y un macro-diseño cuyo propósito es “diseñar el complejo sistema educacional; varios sistemas y recursos societales que puedan ofrecer oportunidades para el aprendizaje”.

Reigeluth (1983) indica que, la instrucción está compuesta por cinco actividades principales: diseño, desarrollo, implementación, administración y evaluación.  Señala que cada una de estas actividades puede ser descrita como una actividad profesional y como una disciplina.  Como actividad profesional porque se ocupa de la comprensión, mejoramiento y aplicación de métodos de instrucción.  Como disciplina porque atañe a la producción de conocimiento y procedimientos de instrucción. 

Tennyson (1993; 1995) haciendo referencia a las actividades descritas por Reigeluth, señala los principales componentes del proceso: a) análisis el problema/necesidad instruccional; b) diseño de especificaciones para resolver el problema; c) producción de la instrucción; d) implementación de la instrucción y e) mantenimiento de la instrucción (1993).

El desarrollo de nuevos métodos y herramientas basados en las tecnologías, están proporcionando al DI (Diseño Instruccional) mayor flexibilidad.  Un aspecto que disminuye la flexibilidad del DI es la constante revisión y retroalimentación de los procesos y actividades que comprende el sistema; la revisión se realiza generalmente en el proceso de diseño y no en los procesos de implementación y mantenimiento.   

Desde los años 70 del siglo pasado, los teóricos de la pedagogía detectaron serios problemas en los planes de estudio y los sistemas educativos del país.  Detectaron problemas serios de rigidez académica que orientaban la organización universitaria, cuyos planes de estudio eran “verticales” y cuyas estrategias de enseñanza estaban orientadas a privilegiar la adquisición de conocimiento memorístico y el enciclopedismo, lo que provocaba inmovilidad en los diferentes sectores de la institución educativa (http://www.ejournal.unam.mx/ibi/vol22-44/IBI002204408.pdf).

Pedroza (2005), sostiene que

La rigidez académica se asoció con el modelo de escuelas y facultades; por tanto, la salida que se propuso en aquellos  años fue la introducción del modelo departamental, un modelo orientado hacia la flexibilidad curricular que persigue la movilidad de los actores universitarios y promueve la comunicación horizontal.

El término flexibilidad se ha usado en diversos sentidos y disciplinas, en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2001), la flexibilidad, en el área educativa, se entiendo como lo que es susceptible a cambios o variaciones según las circunstancias o necesidades.  De tal forma, la flexibilidad académica va más allá de la flexibilidad del plan de estudios y de factibilidad del alumno de construir lo que quiere estudiar; la flexibilidad académica incluye: la flexibilidad numérica, funcional, administrativa, tecnológica, de gobierno y, por supuesto, la curricular o referida al plan de estudios (http://www.ejournal.unam.mx/ibi/vol22-44/IBI002204408.pdf).

Díaz Villa (2005) menciona que la flexibilidad curricular puede plantearse por lo menos de dos formas; la primera referida a la apertura de límites y de las relaciones entre campos, áreas y contenidos del currículo; y la segunda, al grado de apertura de los cursos y actividades académicas de acuerdo a las necesidades de los estudiantes.

Partiendo de que el plan de estudios es el conjunto de conocimientos teórico-prácticos que llevan al estudiante a obtener una preparación adecuada que le garantice a la sociedad un ejercicio profesional eficaz y responsable, un plan de estudios flexible tendría como propósito abrir el proceso de la enseñanza-aprendizaje en los circuitos comunicativos.  Una estructura curricular flexible es aquella en la que la enseñanza tiende hacia la ciencia-acción como forma de consolidar a largo plazo una práctica reflexiva del saber y del saber hacer. (Cfr. Pedroza, 2000).

La flexibilidad al diseñar los sistemas instruccionales debe permitir combinar un diseño creativo-efectivo con un manejo eficiente, a fin de que los modelos de diseño Instruccional funcionen en el mundo real (Wilson, 1995).

La función del profesor y del sistema instruccional es apoyar al estudiante en sus decisiones.  El constructivismo enfatiza que el diseño sea realizado no sólo por los expertos en contenido, los diseñadores y los profesores, sino que también participen los estudiantes.  Jonassen (1997) menciona que las tecnologías se convierten en herramientas cognitivas cuando la información y la inteligencia no son codificadas en comunicaciones educacionales diseñadas para transmitir eficientemente ese conocimiento a los alumnos.  Estas herramientas cognitivas están constituidas por estrategias mentales y por instrumentos computacionales que  apoyan, guían y extienden los procesos de pensamiento de los usuarios; entre ellas, las bases de datos, las hojas de cálculo, las redes semánticas, los sistemas expertos y la construcción multimedia.  Entendidas así las tecnologías, éstas permiten  que el estudiante construya el conocimiento más que reproducirlo, construcción que reflejará su comprensión y concepción de la información.

Perkins (1992) estudia el impacto de las tecnologías a partir de cinco facetas de un ambiente de aprendizaje cualquiera: los bancos de información, los soportes simbólicos, los juegos de construcción, la “fenomenaria” y los directores de la tarea; facetas que en conjunto ofrecen “una perspectiva sobre la estructura general y el ambiente de aprendizaje y las asunciones subyacentes sobre la naturaleza de la enseñanza y del aprendizaje”.

Las tecnologías, ofrecen recursos más flexibles para presentar diversos fenómenos y facilitar su exploración y manipulación.  Para las tecnologías es importante la selección tradicional de los medios, a los cuales se les asigna una nueva función, al considerar a las tecnologías herramientas cognitivas que el alumno va a manejar para construir su conocimiento (Winn, 1991; Jonassen, 1994).

El conocimiento se construye a través de la experiencia, y el aprendizaje es un proceso activo de construcción del significado con base en la experiencia; por lo que el DI debe facilitar la presentación de situaciones, donde las tecnologías influyan en la flexibilidad del DI.  Las tecnologías permiten flexibilizar el diseño.  Las ventajas que implican los servicios del Internet y el desarrollo de las redes de información al ofrecernos herramientas como la World Wide Web, los motores de búsquedas, los correos electrónicos, las herramientas para la discusión y la conferencia, para el trabajo en grupo y colaboración, así como las tecnologías de presentación multimedia (Wilson, 1999), han conducido a la flexibilidad del diseño instruccional.

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