¿El
Currículo y la Flexibilidad son elementos esenciales en el Diseño Instruccional?
Considero que si, ya que si analizamos la definición del currículo podemos
decir que es el conjunto sistemático y organizado de actividades, experiencias
educativas, conocimientos y relaciones que facilitan la formación integral del
estudiante, el cual puede desarrollar gran parte de su identidad; construyendo
un proyecto profesional integrado a su proyecto de vida (Institución y Currículo,
ETAC 2013).
El
currículo se planea implícita y explícitamente sobra bases filosóficas,
epistemológicas, psicológicas, sociológicas y pedagógicas. Y para que sea
flexible debe atender y manejar los cambios tanto educativos como tecnológicos
y de innovación educativa. Su diseño se
debe de justificar y planificar de acuerdo con la misión y visión
institucional, las políticas y objetivos, el marco legal que lo sustenta, su
filosofía, los principios psicológicos, las bases epistemológicas, los
referentes teóricos, los contenidos, la pedagogía e implementación de los
saberes de la experiencia y la praxis del desarrollo.
El
currículo se asume como una disciplina, que proporciona el conocimiento
necesario para operacionalizar y racionalizar las teorías y los principios
educativos, diseñar y formular planes que favorezcan el aprendizaje propuesto
por el sistema educativo institucionalizado; el cual establece el qué se
enseña, a quién, cuándo, cómo y para qué se enseña.
El
currículo se orienta a la formación de ciudadanos autónomos, éticos y
pluralistas, con una actitud investigativa, de actualización y de generación de
conocimiento; los cuales se comprometen a la construcción de una sociedad
defensora de los derechos y de una cultura de un medio ambiente sano.
En la
actualidad, concebimos a la instrucción no sólo como un proceso, sino como un
sistema que comprende un conjunto de
procesos interrelacionados: diseño,
producción, desarrollo y evaluación.
Banathy (1987), señala la existencia de dos tipos de diseño: el
convencional micro-diseño y un macro-diseño cuyo propósito es “diseñar el
complejo sistema educacional; varios sistemas y recursos societales que puedan
ofrecer oportunidades para el aprendizaje”.
Reigeluth
(1983) indica que, la instrucción está compuesta por cinco actividades
principales: diseño, desarrollo, implementación, administración y evaluación. Señala que cada una de estas actividades puede
ser descrita como una actividad profesional y como una disciplina. Como actividad profesional porque se ocupa de
la comprensión, mejoramiento y aplicación de métodos de instrucción. Como disciplina porque atañe a la producción
de conocimiento y procedimientos de instrucción.
Tennyson
(1993; 1995) haciendo referencia a las actividades descritas por Reigeluth,
señala los principales componentes del proceso: a) análisis el
problema/necesidad instruccional; b) diseño de especificaciones para resolver
el problema; c) producción de la instrucción; d) implementación de la
instrucción y e) mantenimiento de la instrucción (1993).
El desarrollo de nuevos métodos y herramientas basados en las tecnologías,
están proporcionando al DI (Diseño Instruccional) mayor flexibilidad. Un aspecto que disminuye la flexibilidad del
DI es la constante revisión y retroalimentación de los procesos y actividades
que comprende el sistema; la revisión se realiza generalmente en el proceso de
diseño y no en los procesos de implementación y mantenimiento.
Desde los
años 70 del siglo pasado, los teóricos de la pedagogía detectaron serios
problemas en los planes de estudio y los sistemas educativos del país. Detectaron problemas serios de rigidez
académica que orientaban la organización universitaria, cuyos planes de estudio
eran “verticales” y cuyas estrategias de enseñanza estaban orientadas a
privilegiar la adquisición de conocimiento memorístico y el enciclopedismo, lo
que provocaba inmovilidad en los diferentes sectores de la institución
educativa (http://www.ejournal.unam.mx/ibi/vol22-44/IBI002204408.pdf).
Pedroza (2005), sostiene que
La rigidez
académica se asoció con el modelo de escuelas y facultades; por tanto, la salida que se propuso en aquellos años fue la introducción del modelo
departamental, un modelo orientado hacia la flexibilidad curricular que
persigue la movilidad de los actores universitarios y promueve la comunicación
horizontal.
El término
flexibilidad se ha usado en diversos sentidos y disciplinas, en el diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española (2001), la flexibilidad, en el área
educativa, se entiendo como lo que es susceptible a cambios o variaciones según
las circunstancias o necesidades. De tal
forma, la flexibilidad académica va más allá de la flexibilidad del plan de
estudios y de factibilidad del alumno de construir lo que quiere estudiar; la
flexibilidad académica incluye: la flexibilidad numérica, funcional,
administrativa, tecnológica, de gobierno y, por supuesto, la curricular o
referida al plan de estudios (http://www.ejournal.unam.mx/ibi/vol22-44/IBI002204408.pdf).
Díaz Villa (2005) menciona que la flexibilidad curricular puede plantearse
por lo menos de dos formas; la primera referida a la apertura de límites y de
las relaciones entre campos, áreas y contenidos del currículo; y la segunda, al
grado de apertura de los cursos y actividades académicas de acuerdo a las
necesidades de los estudiantes.
Partiendo
de que el plan de estudios es el conjunto de conocimientos teórico-prácticos
que llevan al estudiante a obtener una preparación adecuada que le garantice a
la sociedad un ejercicio profesional eficaz y responsable, un plan de estudios
flexible tendría como propósito abrir el proceso de la enseñanza-aprendizaje en
los circuitos comunicativos. Una
estructura curricular flexible es aquella en la que la enseñanza tiende hacia
la ciencia-acción como forma de consolidar a largo plazo una práctica reflexiva
del saber y del saber hacer. (Cfr.
Pedroza, 2000).
La flexibilidad al diseñar los sistemas instruccionales debe permitir
combinar un diseño creativo-efectivo con un manejo eficiente, a fin de que los
modelos de diseño Instruccional funcionen en el mundo real (Wilson, 1995).
La función
del profesor y del sistema instruccional es apoyar al estudiante en sus
decisiones. El constructivismo enfatiza
que el diseño sea realizado no sólo por los expertos en contenido, los
diseñadores y los profesores, sino que también participen los estudiantes. Jonassen (1997) menciona que las tecnologías
se convierten en herramientas cognitivas cuando la información y la
inteligencia no son codificadas en comunicaciones educacionales diseñadas para
transmitir eficientemente ese conocimiento a los alumnos. Estas herramientas cognitivas están
constituidas por estrategias mentales y por instrumentos computacionales
que apoyan, guían y extienden los
procesos de pensamiento de los usuarios; entre ellas, las bases de datos, las
hojas de cálculo, las redes semánticas, los sistemas expertos y la construcción
multimedia. Entendidas así las
tecnologías, éstas permiten que el
estudiante construya el conocimiento más que reproducirlo, construcción que
reflejará su comprensión y concepción de la información.
Perkins
(1992) estudia el impacto de las tecnologías a partir de cinco facetas de un
ambiente de aprendizaje cualquiera: los bancos de información, los soportes
simbólicos, los juegos de construcción, la “fenomenaria” y los directores de la
tarea; facetas que en conjunto ofrecen “una perspectiva sobre la estructura
general y el ambiente de aprendizaje y las asunciones subyacentes sobre la
naturaleza de la enseñanza y del aprendizaje”.
Las
tecnologías, ofrecen recursos más flexibles para presentar diversos fenómenos y
facilitar su exploración y manipulación.
Para las tecnologías es importante la selección tradicional de los
medios, a los cuales se les asigna una nueva función, al considerar a las tecnologías
herramientas cognitivas que el alumno va a manejar para construir su
conocimiento (Winn, 1991; Jonassen, 1994).
El
conocimiento se construye a través de la experiencia, y el aprendizaje es un
proceso activo de construcción del significado con base en la experiencia; por
lo que el DI debe facilitar la presentación de situaciones, donde las
tecnologías influyan en la flexibilidad del DI.
Las tecnologías permiten flexibilizar el diseño. Las ventajas que implican los servicios del
Internet y el desarrollo de las redes de información al ofrecernos herramientas
como la World Wide Web, los motores de búsquedas, los correos electrónicos, las
herramientas para la discusión y la conferencia, para el trabajo en grupo y
colaboración, así como las tecnologías de presentación multimedia (Wilson,
1999), han conducido a la flexibilidad del diseño instruccional.